1. ¿Cómo se presentó la poesía en tu vida?
Ante todo, agradecerte, Andrea Korduner, por esta invitación cálida a tu lugar.Y atendiendo a un juego de palabras, que de eso se trata, diría que ella no se presentó, no tuve el gusto, como suele decirse. No hubo momento preciso de encuentro o saludo como para citar en el recuerdo. Mentiría si dijera por ejemplo: “aquella tarde la descubrí; ella estaba sentada ahí mirándome, y yo entonces supe…”. Tampoco sé si llamarla poesía, así, creo que no existe como tal; como si fuese un otro que decide llegar un día. Pero sí creo en un pensar poético, que todos llevamos y maduramos; una necesidad que pareciera surgir desde que aprendemos a escribir, y por lo tanto es nuestro. Todos tenemos esa necesidad, la de narrar nuestra propia historia, documental o ficcional, presente o pasada, y por qué no futura dadas las inflexiones y desvíos que nos propone la inaprensible aventura del pensamiento. Es imposible llamarse uno, así mismo, “poeta”, llegado el momento de la honestidad, porque es lo que uno precisamente no es, cuando escribe. Y es un proceso tan caprichoso, para mí, cíclico, golpeador y con tiempo propio; a veces, un albur en las antípodas de un pretendido oficio. Y es como si me preguntara en qué momento llegó Bach a mi vida, fue viniendo; entonces se abre el interrogante; y la respuesta es, no soy poeta.
Nunca. Quizás por lo antes dicho. He pasado grandes momentos de nada respecto de la palabra, temporadas inmedibles; y en otros, urgencia de imágenes que podían ser habladas, como esperando un turno de bajada. Imágenes que yo nunca supe de dónde salían (y en las que más tarde uno debe trabajar, siendo esto imprescindible), y que se encadenaban como un juego azaroso; una suerte de sucesos, que supuestamente se producían aislada o arbitrariamente durante los días o a distintas horas, pero que un magma silencioso los unía. Me costó mucho darme cuenta de esto, de que nada es aislado a pesar de su aparente espontaneidad; creo que, ese, es el momento de dedicarse a escribir.
7.¿Crees que eres un ser elegido por contar con este don o talento?
De ninguna manera; ni elegido ni don. Uno es el que elige.
8. ¿Qué otras áreas artísticas complementan tu poesía y por qué las eliges?
La escultura, lo plástico en general. El volumen tiene que ver con las palabras, la imagen no plana; las palabras y lo que significan juntas, crean un espacio.
9. ¿Eres un instrumento de la poesía y escribes en cualquier momento o cuando tienes tiempo para ella?
No, no soy un instrumento; y si hay alguno, podría ser la voluntad. A veces cuesta romper o vencer una suerte de inercia. A veces hay tiempo y no se escribe; y otras se quiere escribir cuando no se puede, casi se da como una ley. En la calle, suelo escribir mientras camino, escribo en la cabeza; y cuanto más ruido alrededor existe, como un tiempo no propicio, pareciera ser mejor. Disociarse, es como encontrar una veta; igual que tener que encender la radio para poder concentrarse. El gran terreno, es la soledad y los inmensos silencios; porque el problema de estar tan en silencio, es que uno habla demasiado. Entonces, para escribirlo, hay que prender la radio.
10. ¿Cómo definirías a tu poesía?
No la puedo definir. No yo. Pero si hay algo que me sienta muy cómodo, y me expresa hasta ahora, creo, de la mejor manera, es una prosa que nunca se suelte de la mano de, aunque sea, una mínima intención poética. Si no hay acto poético, no podemos decir quiénes somos.
Para cerrar, quisiera aclarar, que todo lo dicho aquí, desde la palabra cero, son mis propias impresiones, las observaciones sobre mí mismo.
Biografía: Arturo Javier Rodríguez. Uso el pseudónimo de Leonardo Vinci. No tengo libros publicados. Amante de la música, también soy escultor.
Sensible, talentoso y conmovdor escritor de prosa poética y Artista. Así con mayúscula. Mi admiración siempre.
ResponderEliminar...conmovido
EliminarJavi
Gracias Andrea; muchísimas gracias por este gesto, y por tu tesón.
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