Escuchando las canciones de rock nacional, cuando era adolescente. Siempre veía películas de aventura, de romanos, de vaqueros y leía novelas de todos esos géneros. Me atraían las novelas de aventura y las revistas de historietas del Tony y similares. Me gustaba leer los comentarios de fútbol, a los que leía como una historia. Tenía como una tendencia a lo lineal diría hoy. Sin embargo, en medio de todo eso, comprando mis primeros long play de rock progresivo de los ‘70, me encuentro con este fragmento de una canción de Vox Dei: “¿Y dime si ya sabés lo que buscas, porque aún, no has visto el fondo del océano, ni el helado espacio entre los astros?”. ¡Chau! Para mí, todo eso me pareció fantástico, era como un llamado, una convocatoria. Tenía que ver conmigo, con mi tendencia hacia el periplo. Hoy diría con mi periplo adolescente de entonces. Me estaba haciendo, creciendo y no era consciente de eso. Vivía, volaba con la mente. Pero, aquel concepto me indicaba que no debía volar tanto, medio sin sentido, por un lado. Y por otro, era como que tomaba consciencia de que existía una manera distinta de decir las cosas. Y bueno, luego con toda esa poesía de las letras del rock de los setenta: Spinetta, Cantilo, De Michele, Charly, Soulé y Quiroga, Biblia de Vox Dei. Y tantas otras. Mucha música, mucha poesía, tanta magia.
De todas maneras, la vida me iría llevando hacia la lectura de escritos académicos, los manuales de historia, de lingüística, de ciencia política e, incluso, los de religión. Lo que entiendo me proporcionaría algún capital lingüístico, cierto “palabrerío”. De todas maneras, en esos días de plomo, había que andar cuidado. Eran los tiempos de la última dictadura cívico militar. Las botas locas te pisaban los talones. Ser joven, ser pibe, ser adolescente era sinónimo de ser casi un subversivo, un delincuente en potencia. Y entonces, era cuestión de resistir, de resistir intelectualmente. Esa manera de hablar, todo aquel discurso poético me resultaría apropiado para expresarme, para decir lo mío, teniendo delante de mí esa maravilla de tener todo el mundo por conquistar, por recorrer. Era la propia dictadura invitaba a resistir, a no convertirse en uno más, a escapar a todo eso de ser simplemente sólo un número de catálogo, número de documento, o de prontuario. Había que resistir, resistir desde la cultura. Esa idea flotaba en mi mente.
2. ¿Cuándo decidiste dedicarte a escribir?
De modo más ordenado hacia 2012, diría que cuando me integro al colectivo literario de Autores de La Matanza. Pero, a escribir, escribir, comencé cuando descubrí aquel lenguaje poético en mi adolescencia. En medio de un contexto como aquel, el de la dictadura, eso era como permitirse la libertad de decir lo que a uno le viviera en ganas, mediante un lenguaje encriptado. Pero, bueno, contando cosas, instantes, sentires, así me lanzaba a mezclar ideas y palabras. Iba hacia cualquier sitio que se me ocurría sin ir a ninguno a la vez. Era como un ejercicio lúdico; algo que me divertía. De todas maneras, estamos hablando de una escritura precaria, una escritura rudimentaria que iría creciendo con el devenir. Todo eso vendría con la lectura posterior de muchos textos que me proporcionarían cierto caudal léxico como te mencioné antes. Ahora que lo medito todo aquello lúdico aún pervive en mi escritura. Igual aprendo todos los días, creo que como todos.
3. ¿Crees que la poesía es sanadora?
Puede ser. La verdad que no lo sé. Puede que sí, que tenga alguna propiedad sanadora, salvífica. Creo que es según la apreciación de cada uno. Si me tengo que ajustar a la teoría literaria, la poesía no pasa de ser uno de los tres maravillosos géneros literarios. Creo, más bien, que tengo un criterio instrumental, utilitario de la poesía. O más precisamente de lo poético. Para mí, y soy más amplio, el lenguaje literario es eso; una herramienta, una manera más de comunicarme con los demás. Y no es poca cosa, ni mucho menos. Porque todos precisamos comunicarnos, expresarnos. Eso sí, me encanta el lenguaje poético, lo literario, la expresión artística en general, me encanta por el plus polisémico. Uno propone algo, alguna escritura y cada quien obra con la autoridad de interpretar lo que le venga en ganas, por decirlo de algún modo. Me gusta eso de que el propietario de la literatura sea el lector. Dado que yo como autor no puedo pervivirme a mis poemas y mis prosas. Capaz que sea un pequeño modo de eternizarme. Vaya uno a saberlo.
4. ¿Con qué propósito escribís?
Calculo que es porque algo dentro de mí que precisa lanzarse al confín. (Risas) En algún momento expresaba mi sentimiento más explícitamente. Y también escribía de esos poemas imperativos del tipo “debes tal cosa”, “no hagas lo otro”. Hoy, ya no. O no tanto. Pero, me nace escribir. Aunque ahora estoy un poco vago, por estar un poco más abocado a la promoción cultural y a que sigo estudiando. El siglo XXI me ha obsequiado la teoría literaria, la lingüística. Me ha servido para tomar conciencia de algunos aspectos a los que no le prestaba atención; porque los ignoraba; porque no los tenía. Acaso, cuento con el favor de no tener “dioses literarios”. No le rindo culto literario a nadie. Seguramente, no es lo ideal. Sin embargo, es lo que me sucede. Eso sí: valoro mucho a los autores, su propuesta literaria. Me gusten o no. Respeto mucho a los autores. Entiendo sus tiempos. Estudiando leí a un puñado de escritores y poetas. Una decena acaso.
5. ¿Qué deseas comunicar a través de tu escritura?
Ideas en general, mis puntos de vista sobre la Paz, el Amor y la Amistad. También sobre la cultura, la injusticia y sobre el Amor como un sentimiento personal. No obstante, aún así, para mí lo colectivo es una razón de ser en sí misma. Creo en el trabajo en equipo, en las soluciones comunes, en los acuerdos, en la convivencia de propuestas literarias, en la aceptación del otro próximo, en la promoción humana. Tengo un sentido de respeto general por las luchas femeninas. Luchas que acompaño. Y desde siempre estuve por la lucha, por los Derechos Humanos. Juicio y castigo a los culpables. Todos los genocidas a la cárcel. Estas para mí son consignas poéticas, consignas de práctica literaria y de cumplimiento de las condenas por los delitos crímenes de lesa humanidad. La Democracia, la Educación, la Justicia y la Literatura son esenciales.
6. ¿Qué es la poesía para ti en tu vida y qué es lo más loco que hiciste por ella?
La poesía me permite proyectarme, reconocerme, reconocer a los demás, sobre todo en el esfuerzo y las ganas de superarse de muchos de mis colegas escritores y poetas, en muchos amigos, conocidos que viven el día a día soñando, luchando por sortear el obstáculo de la vida en sociedad. Hay momentos en los que uno no es más que una metáfora de sí mismo en el cuaderno de decisiones de alguien con poder, el resultado de una lectura ajena. Desde algún lado, quieren imponerte un pensamiento de descrédito del débil, del menesteroso, del humilde. Sin embargo, ese sentido poético de la vida en el que creo y que habita en algún lado que desconozco y, por supuesto, el ejemplo de Delfor Santos Soto y el de los 30mil desaparecidos me ubican en contexto. Desde lo literario, lo poético reconozco, acepto y valoro a los demás. Todos tenemos algo que aportar, que manifestar. La poesía es una convocatoria a la construcción de un mundo mejor, más habitable. Eso me sale decirte ahora. (Sonrisa)
¿Lo más loco? Más que por ella, lo hice por mí. Porque lo más loco fue escribir poemas románticos durante la colimba para que un cabo de mi compañía se los enviase a su novia. Le escribí unos cuantos. Y con relativo éxito porque según el propio Argüello me expresó que habían surtido el efecto deseado por él. El muy guacho me decía como en joda: “escribe bien, subversivo”. Aunque siempre creí que no era tan en joda. En lo personal, por entonces eso me sirvió para pasarla lo mejor posible en un ámbito como el del servicio militar obligatorio que no me cerraba del todo; porque no se sembraba compañerismo entre los soldados sino que siempre se alentaba la competencia, en ocasiones sin sentido y sin escrúpulos.
7. ¿Crees que eres un ser elegido por contar con este don o talento?
No sé si soy un elegido. Sí, me considero poseedor de alguna destreza a la hora de escribir, de hablar y de pensar. Seguramente seré el resultado de lo que he leído, de lo que me tocó vivir de niño, siendo hijo de una familia peronista, en tiempos de persecución del peronismo, en tiempos en que mis padres me prohibían abrir la boca. Había que guardar silencio. Eso sí, nunca me prohibieron la lectura, siempre me inculcaron leer con el ejemplo. Y la educación, estudiar. Siempre expreso que mi mamá era mujer que no tenía muchas palabras, de que ella me las reservó para mí, porque valoraba tanto que yo estudiara. Ese “hay que ir a la escuela” aún resuena en mí.
Pero, ampliando el espectro de la pregunta, si vos me permitís, te confirmo que, sí, me considero un elegido, pero de Delfor Santos Soto. De él, sí. Porque sin dudas todo lo que logramos con el Taller Literario y Cultural que lleva su nombre, se debe a su intervención. Lo mejor de Delfor desde algún lugar del cosmos nos va indicando qué hacer, y nos separa la paja del trigo. El árbol se conoce por los frutos que brinda. Uno lo pone ganas, un poquito de talento, mucha honestidad y un gran sentido de aceptación del otro próximo. En fin, como te dije, el árbol es la mejor carta de presentación.
8. ¿Qué otras áreas artísticas complementan tu poesía y por qué las eliges?
Bueno, me anticipé a la pregunta. Un poco es lo que te expresé antes. La realidad es que no sólo leo textos académicos, veo películas de aventura, escucho música, escribo poemas diversos y los de amor, inspirados en lo que siento por Patricia. Sino que también está “el Delfor”. Y ahí elijo la promoción cultural porque considero que es preciso crear, sostener e innovar situaciones. Y también poner en valor a los escritores, a los poetas, a sus propuestas literarias, poéticas.
En algún momento, la música religiosa me ha permitido escribir algunos poemas de mi autoría en algunas canciones. Sucede que en tiempos de la última dictadura cívico-militar las comunidades eclesiales de base, los llamados grupos parroquiales me permitieron, me brindaron un lugar de protección, han sido un lugar donde hablar del amor y de la amistad, de valores como el del trabajo en proyectos comunes, solidarios. Y sí, soy una mixtura, que lo parió.
9. ¿Eres un instrumento de la poesía y escribes en cualquier momento o cuando tienes tiempo para ella?
Te contesto por el final. Escribo cuando me nace. Hoy no le brindo mucho tiempo. Tendría, pero no. No le dedico demasiado tiempo. En cuanto a lo de ¿si me siento un instrumento? La verdad que no. En realidad, me valgo del lenguaje poético pues, como te he manifestado, tengo un concepto más bien instrumental de la poesía, de lo poético. Trato de que la poesía, si es el caso, sea una herramienta que me permita caminar con los pies sobre la tierra, a pesar de que no me conforme mucho el estado de injusticia y desigualdad en el que vivimos.
10. ¿Cómo definirías a tu poesía?
La definiría como el resultado de no tener “dioses” literarios como te expresé. Sí, tengo un respeto profundo por las personas, por muchos escritores. A esta altura de la historia de la humanidad, sé que ya está todo inventado. En mi caso, me aprovecho de los saberes gramaticales y de la idea primera. Y juego con las palabras. Aunque conceptualmente no juegue tanto a la hora de poetizar. Los saberes aprehendidos me servido de mucho como también dije. No escribo igual que cuando desconocía algunas nociones de la teoría literaria. Y he tenido excelentes profesores en general. Profesores que valoraron mucho eso de leer mucho, de leer para leer el mundo, como diría Paulo Freire. Es cierto que hoy no me muestro mucho a mí, que le escapo a la primera persona en lo literario. La poesía me ha servido para no perder mi capacidad de soñar con un mundo mejor, haciendo pequeñas cosas. La poesía no me ha quitado los sueños. Y creo que Delfor Santos Soto y Patricia Suñer aparecieron en mi vida para ayudarme a realizar eso tan loco que tiene la promoción cultural. Eso de ser todo en todos.
No quisiera terminar esta entrevista que tan gentilmente me realizás, sin expresar que quiero agradecerte el gesto. Porque no todos me conocen como escritor, como poeta. Sino más bien que, hoy por hoy, me conocen como promotor de eventos culturales, como director o coordinador de esto u aquello con mucho que aprender aún, afortunadamente.
Además, por supuesto, no puedo dejar de manifestarte que valoro muchísimo tu labor, esta oportunidad que has generado para que, nuestros colegas y yo en este momento, podamos expresar al menos una parte de lo que quisiéramos decir, contar de nosotros. Sólo espero que el devenir no termine dándole mi nombre a una calle o plazoleta. No habría problemas. Sin embargo, quisiera dejarle algo más a las próximas generaciones. No quiero rendirme a la idea de ser sólo un número de documento o de prontuario. Un abrazo fraternal para todas y todos.
Ricardo Díaz Montarte. Autor argentino de poesía y narrativa. Gestor y promotor cultural. Nací el 01 de julio de 1960, en la Ciudad de Buenos Aires. Resido en Ramos Mejía, La Matanza.
He cursado el profesorado de Literatura y el de Ciencia Política. Actualmente estoy cursando la Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo local.
Pertenezco a la Sociedad Argentino de Autores, a través de la Filial Moreno, Buenos Aires. Integro el colectivo literario independiente y autogestivo Autores de La Matanza. También soy socio de la Academia Bonaerense de Literatura Moderna.
Soy fundador y director del Taller Literario y Cultural “Delfor Santos Soto”, que está apadrinado por la Agrupación H.I.J.O.S Regional La Matanza.
Mi persona y este espacio Taller Cultural, Literario y de Memoria, han recibido el Premio Nacional Madre Teresa de Calcuta, edición 2017, por su contribución con la Educación, la Cultura y las Bibliotecas Populares, con una mención especial a propósito de su labor a favor de la Promoción de los Derechos Humanos.
Centro mi actividad en difundir la literatura de autores locales e impulso a eventos, homenajes a poetas y escritores detenido-desaparecidos, por la última dictadura cívico militar de mi país natal.
He cursado el profesorado de Literatura y el de Ciencia Política. Actualmente estoy cursando la Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo local.
Pertenezco a la Sociedad Argentino de Autores, a través de la Filial Moreno, Buenos Aires. Integro el colectivo literario independiente y autogestivo Autores de La Matanza. También soy socio de la Academia Bonaerense de Literatura Moderna.
Soy fundador y director del Taller Literario y Cultural “Delfor Santos Soto”, que está apadrinado por la Agrupación H.I.J.O.S Regional La Matanza.
Mi persona y este espacio Taller Cultural, Literario y de Memoria, han recibido el Premio Nacional Madre Teresa de Calcuta, edición 2017, por su contribución con la Educación, la Cultura y las Bibliotecas Populares, con una mención especial a propósito de su labor a favor de la Promoción de los Derechos Humanos.
Centro mi actividad en difundir la literatura de autores locales e impulso a eventos, homenajes a poetas y escritores detenido-desaparecidos, por la última dictadura cívico militar de mi país natal.
Ficciones mías han sido publicadas en antologías diversas y otras publicaciones.
Mi obra literaria (edición de autor): Ángel de la metáfora (2016). Itinerancias (2017). Emperatriz de la Ternura (2018).
Mi obra literaria (edición de autor): Ángel de la metáfora (2016). Itinerancias (2017). Emperatriz de la Ternura (2018).
Vaya historia... Sin duda un ejemplo de que hasta el desierto mas arido puede florecer. Que fuerte que el disparador de la poesia sea la musica combinada con una epoca tan dificil de sobrellevar como la dictadura. Me encanto la nota, ademas de ser una irrefutable afirmacion que de todo lo malo se aprende y de la crisis nace la oportunidad.
ResponderEliminarFelicidades Andrea por la nota y gracias por hacer llegar a la gente historias apasionantes!
Felicitaciones a los dos!
ResponderEliminarRicardo siempre en nuestros corazones. Su fallecimiento el día sábado 17 de diciembre de 2022. Que en paz descanse.
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